Una nota en el diario La Nación cuenta cómo los locales gastronómicos comienzan a expandirse más allá del polo que supo estar de moda recientemente. No es solo un fenómeno relacionado con la saturación: también cimientan la mudanza las obvias razones económicas, la llegada de consumidores más conscientes con nuevas exigencias, y la corriente de orgullo barrial que recorre muchas mentes jóvenes.

Uno de los propietarios de estos restaurantes destaca el arraigo barrial, unido a la oposición a la vidriera y a lo excluyente.  Los nuevos espacios reclaman una identidad mediante una lógica que mezcla lo antiguo con lo contemporáneo.

Mucha gente quiere un lugar con onda y divertido, pero también tranquilo, con espacio para estacionar y accesible por transporte público, comentan como otra de las ventajas.

En Las Familias tenés todo esto: tradición, barrio, comodidad y los mejores platos. Para sentirte como en casa. Como hace 80 años, tu lugar en el barrio.